domingo, 14 de agosto de 2011

EL ORIGEN DE SALSA AL PARQUE

FERNANDO ESPAÑA


El verano bogotano es una fiesta plena en actividades ciudadanas, deportivas, culturales, artísticas y musicales, entre las cuales sobresale la producción anual del Festival Salsa al Parque. 

Una temporada de sol, vientos y agua consecuente con una urbe qué, pese a su problemática social, desde la administración del alcalde Jaime Castro había tomado un rumbo en beneficio de sus habitantes. Y precisamente, en las políticas ciudadanas trazadas durante esa burgomaestría, acontecida entre los años 1992 a 1994 se encuentra el origen de los festivales al aire libre con marca “Al Parque”, qué hoy, dos décadas después, orgullosamente celebran, recrean y exhíben los bogotanos, de todas las regiones de Colombia, "sin arrojar una colilla de cigarrillo al piso o una lata de cerveza vacía a la grama", frase acotada con admirada agudeza por el investigador puertorriqueño Elmer González.  

Fundamentado en el Estatuto Orgánico, el equipo de trabajo de Castro se dió a la tarea de implementar los procesos de descentralización del Distrito Capital. De allí surgieron los Festivales de Cultura Popular y los Encuentros de Música Joven que derivaron en eventos como "los" Al Parque. Había músicos y públicos por doquier con ansía de expresarse y entretenerse desligándose de las ofertas discográficas de la radio comercial. Los resultados son palpables: Rock al Parque, las bandas de rock locales, el movimiento "identidad fusión"(?) -o mal denominado también música urbana- como el fenómeno cumbiero, los restantes festivales Al Parque como Jazz al Parque y Colombia al Parque y las más de veinte agrupaciones de salsa (y de los demás géneros) constituidas en su mayoría  por una generación de músicos que por entonces se destetaban.

Así lo entendieron y visualizaron personalidades del sector público, como las antropólogas "salseras" Gloria Triana y Bertha Quintero, percusionista co - fundadora de Yemaya Orquesta, responsables del ordenamiento del entretenimiento público con criterio cultural y sustancia artística, cosa que birla con un facilismo moral el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD). La administración de la cultura en Bogotá ¡por fin! era diseñada y operada por funcionarios o administradoras académicamente preparados, diferentes a los señores y señoras con ideología elitista, clasista, excluyente y racista que estimaban que el arte era cosa de cocina, croché, hora del té, favores electorales y repartición de contratos. Fue entonces, cuando oportunos el promotor Julio Correal y el músico actor Mario Duarte, de la banda La Derecha, propusieron la realización de Rock al Parque, luego del éxito en asistencia de público al Encuentro de Música Joven organizado por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT) en el Planetario Distrital.  

Antes de continuar, vale resaltar que la administración Castro contaba con una herramienta soportada sobre el espíritu de época que vivía el país, especialmente en Bogotá, la nueva Constitución Nacional que la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 había emanado y de la cual había sido constituyente el constitucionalista Jaime Castro bajo la presidencia de César Gaviria, quién durante su posición había dado la bienvenida al futuro a la nación colombiana. Buena parte del alma de la Constituyente ¿quién lo creyera? se había "debatido al ritmo de las estrellas del son y la salsa" ,desde los setentasen salsotecas como el Goce Pagano (tres sedes), Quiebra Canto (tres), Galería Café Libro (dos), La Teja Corrida, Salsa Camará, Borínquen y Sonfonía, la original, rumbeaderos frecuentados por constituyentes (y sus asesores) y por personas como Triana y Quintero. En estos espacios de la noche cultural se respiraba un país multiétnico y pluricultural y una metrópoli incluyente, participativa y corresponsable esperanzada en los derechos, deberes y garantías de nacionales y foráneos. 

De Rock al Parque a Salsa al Parque había un paso. Su gestor, Guillermo “Memo” Pedraza, un músico bajista, director de la Charanga de la Candela, nombrado gerente del Área de Música del IDCT por el gabinete de Antanas Mockus, gestión administrativa de vanguardia en el diseño e implementación de políticas progresistas ciudadanas, reflejadas en el habitat de la moderna capital reconocida por propios y galardonada mundialmente en vigencias posteriores. 

Apoyado por Carlota Llano, Subdirectora del IDCT, Pedraza se dio en 1997 a la tarea de crear Salsa al Parque, para lo cual convocó, consecuente con el avance democrático participativo de la ciudad, al sector salsero constituido por músicos, radiodifusores y coleccionistas para que aportaran ideas, conceptos, contactos y esfuerzos. Entre los asistentes se encontraban el investigador César Pagano, el cantante César Mora, músicos "contados con los dedos de una mano" y "uno que otro" realizador de programas en las emisoras culturales y universitarias, reales y únicas impulsoras del proyecto ciudadano. Como siempre no asistió ningún miembro de la radio comercial. Con los pocos asistentes, y con quienes aceptaron, se montó el Comité Organizador.

Atendiendo las políticas de cultura ciudadana, fomento musical y formación de públicos de la Alcaldía Mayor, y a las experiencias acumuladas en producción con Rock al Parque 1995 y 1996, se diseñó Salsa al Parque, tal como hoy avanza, con sus contados desaciertos e inmensos logros. La primera versión se convino producirla en dos locaciones, los parques de la Independencia y Simón Bolívar, resultados de la consideración de los espacios públicos como escenarios de concertación política, social y cultural democrática.

En aquella primera ocasión se decidió homenajear a Miguel Granados Arjona, pionero en la introducción de la salsa neoyorquina en la capital. En el Parque de la Independencia se realizó el Primer Encuentro de Radiodifusores y Coleccionistas con la participación de Moncho Viñas, Ismael Carreño, Álvaro Quintero, Néstor Castro, Rafael Rojas, Luis "Bilongo" Hernández, Clemente Sierra, el propio Granados Arjona, de Jorge Alfredo Sánchez, "Salsita", y Fernando España, todos ellos los "verdaderos" iniciadores de los encuentros de coleccionistas, melómanos, radiodifusores y "disjockeys" en Bogotá. ¡La convocatoria fue extraordinaria! Los salseros bogotanos colmaron las graderías hasta los "penthouse"de las Torres del Parque, hicieron tanto ruido con el "titicó có có" en las campanas, que una tercera versión en el mismo escenario fue imposible organizarla allí consecuencia de una tutela.

En el Parque Simón Bolívar se llevó a cabo el festival de orquestas locales e internacionales. Las agrupaciones locales seleccionadas mediante su concurso en eliminatorias y las internacionales a través de invitación. Por Bogotá, se destacaron el conjunto de Aristarco Perea -entre sus músicos se hallaba de bongocero Senén Mosquera, el ex - futbolista precursor de la salsa en la urbe-, el Ensamble La Moderna y Borey Orquesta y, por Cuba, la Orquesta Original de Manzanillo y N.G. La Banda, la agrupación que por entonces era observada con el mayor respeto por los salseros del mundo. Recuerdo cuando Granados Arjona, "El Viejo Mike", se acercó a Eduardo Corredor, presentador oficial del Festival, y a quién suscribe está reseña, animador en tarima de la primera y segunda ediciones, para manifestarnos mientras se presentaba la "bandota" de José Luis Cortes: “Estos cubanos son extraterrestres”. Infortunadamente fueron menos de cinco mil, las personas testigos de la presencia "salseromarcianohabanera" en la capital. 

Luego de Pedraza y de ser integrante de sus equipos de producción, durante buena parte de la primera década del siglo XXI asumiría el liderazgo de Salsa al Parque, Jeannette Riveros, música fundadora de Yemaya Orquesta como Quintero. Luchando contra "vientos y mareas"  con presupuestos irrisorios, Riveros llevó a buen puerto una celebración que durante algunos años parecía venirse a pique y ser clausurada pese a coincidir con la administración de un burgomaestre como Lucho Garzón, proveniente de la izquierda "social rumbera, vacana y salsera". "En este caso no hubo astilla de tal palo, ni rajó leña ni prestó el hacha...! La Zurda Salsera generadora de los eventos al Parque hizo muy poco, casi nada, nada, una vez en el Palacio Liévano para engrandecer "su" festival.

Ahora, es el momento, cuando "muchos se suben al bus" de lo realizado, evocar como numerosos personajes del sector, incluso beneficiarios actuales de Salsa al Parque, se burlaron "socarronamente negándose a participar" tanto en aquel 1997, año de la primera versión, como en las siguientes, como de la gestión de sus responsables en vigencias posteriores, ignorantes de lo que es una política de Estado, desconocedores de la dificultad en los principios, creyentes en el facilismo en los procesos y ingenuos en el pensar mágico que considera que todo se da por generación espontánea, sin vislumbrar que se proyectaba año a año el futuro de la salsa en la capital. 

Aunque, en verdad, ya es hora de la maduración conceptual de un festival actual que goza de una perspectiva retro, profundamente anacrónica y sin dimensionar su fenomenología contemporánea, tanto en su organización como saber y programación salseros, pese a la selección y contratación de formidables músicos y estelares agrupaciones -locales, nacionales y extranjeras- de gran calado y los cambios administrativos de entidades y funcionarios. 

Aún así, aquí, entre nos, me enorgullezco de haber sido miembro del comité fundador, proyectista y conceptualizador de Salsa al Parque.

¡Salsa al Parque es un festival de todos sus ciudadanos y ciudadanas!


P.D.: En síntesis, quiero manifestar con anterioridad a la realización de Salsa al Parque 2011 qué, el "éxito" de un evento como Salsa al Parque no puede "medirse" por el número de asistentes a la Plaza de Bolívar, sean estos pocos o "lleno total". Este ítem sólo es un indicador en el plazo inmediato. La asistencia sólo es un factor dentro de su filosofía, políticas, historia e impactos social, cultural y musical. Es importante, como la elección y contratación de "estrellas salseras", cómo el cartel y calidad de las actuaciones, qué sólo son una parte también. Salsa al Parque es un todo qué, a su vez, es una parte de la gran ciudad, de su cultura salsera ciudadana. Desde ya es un "éxito" en asistencia como la nómina en el cartel, aunque falta "alguien" o "algunos" de la contemporaneidad salsera mundial.




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