domingo, 2 de octubre de 2011

CRONICA - SALSA CON ESTILO



FERNANDO CALDERON ESPAÑA

La noche del viernes 30 de septiembre volví a Caracol Radio. Estuve de nuevo en la cabina que fue mi segunda casa durante 25 años. Regresé como invitado especial de Jorge Hernán Peláez, el hijo del doctor Hernán Peláez, para que contara cómo se hacía el programa Salsa con Estilo, "el único show que no tiene cover", en la época en la que lo animaba su creador Jaime Ortiz Alvear.

Es que Jaime, era también animador, su precocidad radial se expresó de varias maneras: comentando atletismo y fútbol, animando programas de salsa vieja. El invento radial que ocupaba la noche sabatina se inmortalizó merced a su genio parlador y creativo y a su exquisito gusto por los cultores de un sonido que vino del África negra, se expandió desde los aires Caribes y se impuso como parte de la iconografía latina, que se pegó en las paredes de todos los rincones en donde terminaban sus angustias laborales, los miembros de una comunidad que en el mundo ha sido menospreciada, la hispana, pero que gracias a ella, los pálidos y fríos cuerpos anglos y sajones se calientan y se tuestan. Y se enamoran. Jaime le dio un manejo a la batuta para permitir que irrumpiera en el cuadrilátero radial, un pentagrama lleno de encanto.

Convirtió la cabina en una sala de estar, para hablar de todo y claro, de salsa y los salseros, pero también de la pelota y las pelotas, de la vida y sus vividores. A Salsa con Estilo, acudíamos semanalmente con la ilusión de un buen whisky, una charla fuera de lo común, sin jefes y jefas, sin protocolos y mentiras (¿no será el protocolo otra mentira?), con principio pero sin fin. El combo era grande: Yamid, Julito (hoy consagrado), Alí, Juan José de Bedout (q.e.p.d.), don Diego Londoño, todos emparejados y mucho más jóvenes, aguantadores del buen sabor a madera, del humo ahora mortal y proverbialmente renuentes a dejar las primeras penumbras del antiguo séptimo día de la semana. La noche y el programa terminaban cuando el cuerpo y la sangre naufragaban en las herencias benedictinas.

Salsa con Estilo se convirtió en una pista de baile en el dial, en una palestra para los grandes de un sentimiento musical que se transformó en género, en una cita semanal con las estrellas de esa música que se apoderó de la capital del mundo por cuenta de una locura hecha realidad y llamada Fania.

Entre copa y copa, la cabina de Caracol era también un hervidero de ideas que luego construyeron radio y de un montón de lazos que se amarraron más con el tiempo y que hicieron amistad perecedera entre quienes nos fuimos convirtiendo en salseros duros de oído, “el único sentido que tenía sentido” ante la tranquilidad etílica de los otros. En el cubo de cristal, se inventaron igualmente, frases de combate que se hicieron más tarde famosas y etiquetaron y resumieron una época que será recordada para siempre.

Salsa con Estilo, fue una puerta de escape de ese universo vertiginoso que es la radio, por la que huíamos de frustraciones inmediatamente pasadas y de la frágil llovizna de la fama. Fueron instantes suficientemente largos como para imaginarnos soneros, congueros y guaracheros. Como no había cover, no había arrepentimiento.

Hoy, el programa revivido por Jorge Hernán Peláez, heredero de la chispa y la inteligencia de su padre, sigue tan campante, porque lo pone en la escena de la mente una nueva energía que le da la vida que le entregaba Jaime, pero con un plasma sanguíneo puro y limpio como para que perdure muchas lunas más.

Volver a nuestra segunda casa fue emocionante y placentero, pero más, ver una nueva camada de hombres y mujeres de radio que siguen haciendo del medio, el más caliente. Lástima que la noche de ayer ya se fue.


Fuente: Diario del Huila
Fecha: Octubre 1 de 2011


No hay comentarios:

Publicar un comentario