domingo, 24 de abril de 2011

CRONICA - EL PROFETA




FERNANDO ESPAÑA

"[...] lo más temible de la enfermedad del insomnio
no era la imposibilidad de dormir,
pues el cuerpo no sentía cansancio alguno,
sino su inexorable evolución
hacia una manifestación más crítica:
el olvido [...]
empezaban a borrarse de su memoria
los recuerdos de la infancia,
luego el nombre
y la noción de las cosas,
y por último la identidad de las personas
y aun la conciencia del propio ser,
hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado."

García Márquez.

Para Ale, la caminante...

Un sábado en la noche detuvimos en la Carrera Séptima con Calle 32 un taxi con rumbo a Cabaret Son en Chapinero. Al abordarlo, casualmente el conductor escuchaba a Ismael Rivera en una emisora de audiencia nacional.

Mi música no queda
ni a la derecha,
ni a la izquierda
queda en el centro
de un tambor bien legal...

Hacia un buen tiempo que en público en absoluto escuchaba al Sonero Mayor. En segundos, coincidiríamos los cinco, incluido el conductor.

Quítate de la vía Perico
que ahí viene el tren…

Convenimos en que años atrás era cuestión reverenciable mencionar su nombre como obligación moral escuchar su música. Transitábamos cerca a Casa Buenavista que, por entonces, sólo era un proyecto en los sueños de Villate.

Que apuros tiene Miguel
para salir del trabajo
y que apuros tiene Miguel
(...)
esta embruja'o
con la salsa de su mulata...

Comenzamos a olvidarnos del Maelo, el único y el original, desde que la industria discográfica descubrió que a las mujeres les gustaba la salsa, pero no la dura, sino la romántica, mal interpretando esa necesaria opción, como si lo sentimental solamente residiera en los corazones de los baladistas o de su corriente tropical, la balada salsa.

Sale el sol
y no estas a mi lado
vivo desesperado
esperando tu amor...

Entonces, a partir de la canción balada en el mercado se desarrolló una tendencia blanda que consolidaría con imágenes de galanes prefabricados, antagónicos a la bravura de los soneros de barrio y a los rumberos de monte adentro.

Fue el comienzo del fin, afortunadamente temporal y mediático.

Acomodándonos, y mientras le enumerábamos al taxista la dirección hacia donde nos dirigíamos, identificamos la voz del locutor hablando del ciudadano de la Calle Calma. Tocaba tópicos, lugares comunes, los conocidos por todos y todas del sabio hijo de Santurce.

Yo puertorriqueño soy
profesión esperanza
lo que me dicen hoy
yo sé, no es la verdad
porque mi tierra es cuenta mía
y se que todavía le cabe más honor,
le cabe más amor...

Cuando avanzábamos frente a Son Salomé, la salsoteca de Chepe, el gestor de la programación contemporánea más arriesgada de Bogotá, el locuaz animador tocaba aspectos dispersos de la historia del Caribe con un desparpajo que rayaba en la charlatanería.

Matarón al negro bembón,
hoy se llora noche y día
porque al negrito bembón
todo el mundo lo quería...

Palabras iban y venían fluctuantes, evocaciones circulaban y reflexiones de momento expresábamos mientras el estéreo dejaba fluir las canciones del hijo de doña Margoth, de uno de los interpretes adorado por el Tite Curet Alonso, del feligrés del Cristo Negro de Portobelo, del ídolo de Buenaventura...

Notas melodiosas me trae el viento…

Convergimos además que Rivera fue uno de los referentes supremos de la rumba, quién con sus voz y canciones mediaba ante las divinidades la protección de las noches de rones y claves al paso del desaparecido Quiebra Canto de la 45, contiguo a Melodías, la barra salsotequera de Pedrito Cali, donde también fungía de primado mayor del rito sabrosón, a la vuelta de Savoy, tabernáculo niche con su matiz pacifico al son del golpe de marea.    

Qué expresión tiene tu rostro
se refleja la alegría
y está rodeado de tanta hipocresía
es El Nazareno, y que te da consejos buenos
haz bien, no mires a quién
dale la mano al caído y si acaso
bien malo a sido dale la mano también...

Ante el agotamiento que acusaba Fania, y la difusión de la balada salsa en el ambiente, un grueso de amigos, no los suficientes, incursionaron en la timba que sonaba en La Habana, que al taxista no le cuadraba porque a su decir en absoluto era salsa, cuando Juan Formell con sus Van Van se posicionaba.

Yo sí que traigo de todo
soy el mago de la copla
caserita no te vayas a dormir
oíste...
  
O por buscar en Musiteca con César Álvarez, el eslabón perdido entre los discos importados con el sonido de la costa oeste liderado por Poncho Sánchez, o en el latín jazz, jazz afrocubano o "como gustéis"  etiquetarlo, como le gustaba a J.C. Vásquez que lo presentára en U.N. Radio.

Chumba la candela,
Chumba la candela…

Ahora el carro de servicio público pasaba frente a Javeriana Estéreo, que emitía Caribe y Sol, el programa de radio que conceptualizó Moncho Viñas, la franja que actualiza el oído salsero del bogotano mientras otros se refugian en el existencialismo callejero de Héctor Lavoe, en el culto a la personalidad del jibarito urbano, por antonomasia. ¡Que palabrita…!

En el gran escenario de la farsa
la comedia de esta vida es inhumana
hay payasos llevando armadura fría
y tenorios que no tienen ni una espada...

Otros se establecieron "en un pasado donde todo tiempo fue mejor”, anterior al ingreso de “El Brujo de Borinquen”  a Fania, coincidentes con la época de Maelo con Lito Peña, con la Panamericana, antes de Cortijo, antes de Kako, mucho antes de Los Cachimbos.

Se fueron a un espacio de tiempo retro, congelado, válido pero histórico.

El negro Carimbo marcado fue
con un hierro candente, si señor
allá en los tiempos de la esclavitud
el negro Carimbo marcado fue...

Ya el automotor cruzaba frente a la casa donde se localizaba Anacaona, la salsoteca de Cielo, siempre transitando la avenida principal de Colombia en línea cuasi recta. A mitad de nuestro recorrido la radio emitía Profesión Esperanza, cuando el espíritu Rivera asaltaba penetraba en el sentido divagar.

Contra mi hermano no
contra ese yo no voy
porque no quiero ver mi tierra
sumida en una guerra…

A la altura de Congo un grupo de jóvenes rastas ingresaban a escuchar reggae. En la Séptima, a mediados de los noventas, agonizaban las salsotecas para dar paso a una generación que hizo de Bob Marley, su mesías, el otro profeta…

Por eso vivo orgulloso de su colorido
somos betún amable, de clara poesía
tienen su ritmo, tienen melodía
las caras lindas de mi gente negra...

Era cuando pronunciar la palabra salsa, consecuencia del embate rosa de la salsa monga, daba cosita, cuando obligado tocaba precisar que a uno le gustaba era la salsa clásica o el jazz latino, para en absoluto desgastarse con la carreta salsera.

-          ¿Te gusta la salsa?
-          Si, me encantan Tito Rojas, Maelo Ruíz, Mariano Cívico…
-          ¡Santa Cachucha…!

¡Buah! ¡Cómo explicarle a ese alguien que la salsa es una vivencia que va más allá que vender discos o tocar por tocar…!¡Qué es una experiencia por decir mística, filosófica religiosa...! 

Ya sobre la fronteriza calle 53, en inmediaciones de Chapinero, el ambiente se poníatechno, donde Gary Domínguez intentó infructuoso con Raza Latina colocar en clave al Chapibronx, en inmediaciones de Sonfonía, bella y única.

La era salsera en internet y la cumbiera urbana estaban por venir.

Y los chicos, que removerían las telarañas de los muros con la constitución del movimiento bogotano de orquestas salseras, apenas se destetaban.

Me dijo toma esta clave
que ahora vamos yo y tu…

A contadas cuadras de nuestro destino, el hombre de la radio parloteaba sobre las fortificaciones edificadas en San Juan, La Habana, Santo Domingo, Yucatán, Portobelo, Venezuela y Cartagena de Indias, en morros estratégicos del mar Caribe por esclavos de los españoles, para defender de los piratas ingleses, y franceses, y holandeses, el oro saqueado a los indios de las Américas, y para encarcelar a los mismos, que junto a africanos y criollos, osaran emanciparse; hechos históricos que argumentaba con noción alguna.

La Perla calla su tristeza
y es acuarela de pobreza
que juega un poco a la belleza
ya nadie canta su dolor.

Y La Perla
donde sepultan los patriotas
ay, tiene un deseo que no se nota
una amargura de ala rota
y nunca se la mereció.

Hay en su alegría dominguera
de sus calles sin aceras
un llamado al corazón
es un arrabal de gente pobre
de ciudadanía noble
que gana el pan con sudor.

Y La Perla
tu juventud suena un mañana
vamos a darle una esperanza
con una ayuda sin tardanza
con alegría y con amor. . .

Otros nos adentramos en Rubén Blades, al parecer el único que recogió las utopías, por lo menos las sociales, del Rivera local y latinoamericano, barrial y humano, anteriores a esta década, de principios del siglo XXI, en la cual Calle 13 se arriesga a espantar con sus gags los fantasmas del insomnio.

Estábamos por arribar a nuestro destino. Un parpadeo y

-          ¿Qué dijo?
-          ¿Escuchaste?
-          ¡Si!

El taxi se detuvo en seco…

-          ¿Tú?
-          ¡También!

Cancelado el servicio, nos apeamos en la calle 59 a escasos cien pasos de Cabaret Son, hacia donde caminamos mascullando en silencio lo manifestado por el locutor de marras, íbamos a ver a ChocQuibTown en la tarima donde cada fin de semana, Sozzi y Carlos, alternaban rotación con El Son del Pueblo, Armando Escobar y Los Cuatro del Son, La 33 -que actuaba con el nombre de Playa Urbana-, La Mojarra Eléctrica, Curupira y Los Gaiteros, ahí donde el hilo sonoro fluctuaba a son cubano de ayer a hoy, salsa clásica, jazz latino y timba.

Satélite llamando a control,
no responde…

El hombre de la radio en realidad había locutado “que los españoles construyeron las murallas del Caribe para continuar embelleciendo ese paradisiaco paisaje de un Caribe natural que algún día recibiría turistas del mundo entero”.  

¡Plop...!

De todas maneras rosas,
para quién ya me olvidó...


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