La visión se le fue perdiendo, como en un túnel, en los últimos ocho años.
Nadie adivinaba qué le pasaba al pianista cubano hasta cuando un médico y paisano le dijo lo más suave que pudo: "Toño, es glaucoma".
Le tocó dibujar el teclado en su mente y acariciarlo con sus manos, como un viejo conocido, para recomponer el paso, entre trompetas, bajos, congas y maracas.
No se le ve triste en los ensayos ni en las noches del restaurante Cubiche, en el norte de Cali, donde un retrato a mano de Fidel Castro fumando, corona la pared. Pero añora cuando podía ver la cara de sus dos hijos, sus amigos y los rumberos de alguna feria.
O las ya lejanas calles y casonas de Cuba: "Tengo esperanzas de ver otra vez. Lo que no tengo es dineral para ir a Cuba porque creo que allá sí me pueden operar".
Después de 38 años sería un regreso a Matanzas, la cuna de la Sonora Matancera, a la que no volvió.
Del piano, Oxamendi se enamoró a los 7 años, junto a sus tres hermanos, porque Carolina Ralló, la mamá, una pianista fina, los metió al conservatorio.
En 1969, cuando tenía 32 años, se montó en un avión entre las estrellas del Conjunto Casino, que resonó tanto como la Sonora, con éxitos como El Baile del Pingüino. Así conoció a Europa, Estados Unidos y el resto de América.
A la hora del regreso, Antonio Asunción Oxamendi se quedó en Colombia, en Bogotá. Y se despidió de esos maestros de Casino, que murieron luego en la isla.
Entró a la orquesta de Pacho Galán, que reinó con Cosita Linda y La Vieja Mayo.
Después fue trotamundos entre las orquestas de Clímaco Sarmiento; Monterrey con Piper Pimienta y la Charanga Cubana de Benny Bustillo.
Tocando en "El infierno" conoció a Jairo Varela, el creador del Grupo Niche. “El infierno” era un restaurante chocoano en la carrera Séptima: "Allá la rumba empezaba a las 9 de la noche y terminaba a las 2 ó 3 de la tarde del otro día".
En 1981, Oxamendi se sentó en el piano de Niche. Y Varela escribió Buenaventura y Caney, luego Mi Negra y la Calentura: "Fue un viaje directo a Nueva York".
En 1982, murió de repente doña Carolina en Cuba. "No quise ver a mamá en el funeral. Después fue mi padre. Dos de mis hermanos también murieron ya".
Su madre fue quién le aconsejó que siguiera la carrera en el exterior: "No volví por eso, no hay otra razón".
Una mañana de 1999 Oxamendi se despertó viendo borroso. Le recetaron gafas pero un enemigo silencioso, el glaúcoma -cuando el ojo no puede drenar su fluido y aumenta su presión-, no perdona.
Lo operaron en Palmira. Pero nada: "Yo veo sombras nada más, como en el bolero".
Aprendió a moverse en su casa del centro de Cali, donde no permite que le muevan nada.
El piano, un compañero cuando sale o entra, es un regalo de Varela.
Ya cerca del 15 de agosto, cuando cumplirá 70 años, toca con Son del Caribe, dirigido por su paisano Enrique Meléndez, un conguero que tocó con Celina y Reutilio: "Antonio es un iluminado".
Oxamendi quiere ver a su hermano José Ramón, concertista y profesor en Cuba, como volver a ver a Matanzas.
"Nunca sufrí de nada y estoy programado para vivir 104 años, pero desde el escenario quiero ver cómo la gente baila y se ríe con una rumba mía".
Fuente: El Tiempo
Autor: José Luis Valencia
Corresponsal Cali
Sección: Otros
Fecha de publicación: 28 de julio de 2007
NOTA DE NUESTRA COSA BOGOTANA:
Antonio Oxamendí hizó parte de la nómina del Grupo Niche que grabó el primer álbum "Al Pasito" publicado en 1980. Sus compañeros de elenco fueron:
Fabio Espinosa: Trompeta
Danny Jiménez: Trompeta
Alexis Lozano: Trombón
Ali (Tarry) Garcés: Sax & Flute
Fredy Sanchez: Conga
Alfredo (Pinchrilo) Longa: Bongo
Enrique Breton: Bajo
Iván (Palomita) Conde: Trés
Omer (Tuto) Jiménez: Vocal
Jairo Varela: Coro
Omer Jiménez: Coro
Álvaro Del Castillo Coro
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